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Cuenta la historia dela sexualidad mexicana

Cuenta la historia dela sexualidad mexicana

“Los antiguos mexicanos tenían una permisividad sexual amplia, sabrosona”, narra el sociólogo y filósofo José Luis Trueba Lara (1960), “pues pasando los ritos de iniciación, este ejercicio se volvía prácticamente abierto, tanto en la cópula heterosexual como en la homosexual; no había grandes persecusiones, sino apertura”.

El autor del ensayo Historia de la sexualidad en México, recientemente publicado por editorial Grijalbo, comenta en entrevista que las prohibiciones en el mundo mesoamericano no estaban vinculadas con lo sexual, sino con la posición social.

“Fray Bernardino de Sahagún, por ejemplo, se maravilló de la virginidad de las mujeres en Palacio; pero éstas se preocupaban por mantenerse castas porque era garantía de paz, de alianza, y era importante que quedara clara la cláusula de ‘los vástagos eran tuyos’; la virginidad poseía un sentido político, no sexual.

“Pero una mujer del pueblo podía tener una vida sexual perfectamente abierta, pública y permitida por sus padres antes del matrimonio y después de él. El adulterio tenía un significado distinto, la fidelidad sólo se exigía durante el matrimonio. La mujer era recibida por el marido con los hijos que tuviera, pues éstos se consideraban un capital”, asegura.

El investigador y ensayista explica que, incluso la prostitución no se perseguía en el México prehispánico. “Había cierta reglamentación que colocaba a quienes ejercían este oficio en zonas específicas, como la de Tlatelolco, en burdeles regulados; inclusive, la prostitución cumplía un papel muy notorio en algunas festividades religiosas”.

El estudioso de la historia y la ciencia política aclara que se conoce poco sobre las prácticas amatorias de los precolombinos, ya que “cuando nos aproximamos a la sexualidad prehispánica encontramos un problema serio: las fuentes. Los cronistas de Indias hablan de ésta filtrada a través de los lentes del Viejo Mundo, tenían una pata en la Edad Media y otra en el Renacimiento. Entonces no revelan el mundo indígena, sino que éste es un imaginario”.

Señala que los mexicanos perdieron esta concepción abierta y libre de la sexualidad, debido a la marca que dejó un concepto que fue enseñado con énfasis especial en Mesoamérica: la culpa; del que, tras siglos de práctica, no se han podido desprender.

“El problema es que, a la llegada de los conquistadores, esta sexualidad chocó de manera automática con la visión medieval de los cronistas de Indias. Y se volvió perseguible todo lo que iba contra la naturaleza, según lo definía la religión católica”, prosigue.

Trueba Lara afirma que ni la irrupción del Romanticismo mexicano en el siglo XX, con su gran apuesta por el individuo, y el pensamiento liberal; ni la aportación del “burdel como un ensueño” que legó el Porfiriato, ha logrado que regrese esa permisividad.

“La nueva libertad que estamos viviendo está vinculada más con el surgimiento de las ideas democráticas, pues si apostamos por ella no nos queda más remedio que buscar el respeto a la diferencia e intentar la tolerancia y el diálogo”, concluye.

Fuente: Virginia Bautista

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